25 de marzo de 2012

Vilamoura

Vilamoura. Suite en hotel de cinco estrellas con vistas al mar.
Bienvenida de flores, champán y fruta fresca.
Murmullo de olas al despertar,  atardeceres de lágrimas de sal.
Burbujas de agua, pasos entre las rocas
Y por supuesto ……Tú.                                                                                                                   

18 de marzo de 2012

Sueños blancos en el Valle del Jerte

Intensos días de sol, frescos amaneceres, cielos translúcidos y despertar de flores. El paisaje se transforma  para saludar la llegada de la primavera. Para disfrutar de este maravilloso fenómeno uno de los mejores sitios que se pueden visitar es el Valle del Jerte.
Situado entre dos cadenas montañosas dentro del macizo de Gredos y bañado por el río que le da nombre, el Valle del Jerte es una de las comarcas más características de Extremadura. Compuesto por once municipios, su actividad productiva está centrada fundamentalmente en el cultivo del cerezo, especie que además de servir de motor económico de la zona, alumbra en estas fechas uno de los mejores paisajes naturales:La floración de millones de cerezos que van cubriendo con un manto blanco las áridas colinas extremeñas.
Con el despertar de las flores, los habitantes de los pequeños pueblos que conforman el Valle, se engalanan para celebrar sus fiestas tradicionales. De esta forma, la orografía escarpada con exorno de casas de mampuesto y adobe, se sacude el silencio invernal. En ese momento turistas y lugareños se confunden entre las múltiples rutas que abrazan el Valle y que se extienden hasta la Garganta de los infiernos, donde los  pilones o pozas naturales, convierten el agua en silenciosa protagonista.
Un recorrido entre montañas y riberas, donde la naturaleza dibuja sensaciones encontradas. La fuerza de bosques y manantiales, enfrentados a la delicada  textura de los cerezos en flor.

11 de marzo de 2012

Carácter porteño

Argentina es conocida por  el contraste de sus paisajes. De norte a sur podemos encontrarnos con exuberantes cataratas, kilómetros de tierra deshabitada o glaciares, pero también con un mosaico de cultura que transpira a lo largo de su extenso territorio.
La sierra de la plata, como la conocían los primeros exploradores europeos, es el segundo territorio más grande de América Latina y el octavo del mundo. La cabecera del país está presidida por un paisaje casi selvático, mientras que en el sur el glaciar Perito Moreno de la Patagonia domina la orografía dejando paso a más de 4.600 kilómetros de playas y acantilados. Al oeste emerge espectacular el Aconcagua y al este rivalizan en belleza las cataratas de Iguazú. Naturaleza salvaje e indescriptible en el cono sur.
Pero a pesar de sus espectaculares paisajes, la seña de identidad de Argentina es sin duda su capital. A ritmo de tango despierta  cada mañana Buenos Aires, ecléctica, apasionada y orgullosa. De corazón literario y cuerpo futbolero, la ciudad porteña ejerce una enorme influencia sobre todos los aspectos de la vida nacional. Su evolución ha estado marcada por las diversas corrientes migratorias y ello ha conformado un mosaico de edificios neogóticos y de estilo art decó que conviven con imponentes rascacielos.
Pero Buenos Aires es, sobre todo, el mejor exponente del carácter argentino. Castigada por los avatares económicos, su egocentrismo le impide doblegarse y todavía pueden encontrarse acervos nacionalistas en los bares notables, cuna de intelectuales y artistas, donde se debate con acento suave y meloso sobre las crónicas que el Clarín ofrece a los lectores ávidos de revolución. También, donde se recuerda a Jorge Luis Borges recitando los versos con los que definía su patria imperfecta.
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.