18 de febrero de 2012

Tras las máscaras venecianas...

En el Siglo XVII, mientras buena parte de Europa intentaba sacudirse el feudalismo medieval, en un rincón del continente, las desigualdades sociales se difuminaban durante unas semanas. Ricos, pobres, aristócratas y plebeyos camuflaban sus identidades tras las máscaras venecianas. Es tiempo de Carnaval.
El Carnaval de Venecia tiene su origen en las fiestas Bacanales y Saturnales del Imperio Romano, donde los excesos eran más que habituales y requerían el uso de antifaces para disfrutar sin miedo a ser reconocidos. De esta forma las máscaras se convirtieron en un elemento democratizador, las clases humildes se sentían en igualdad de condiciones que las más poderosas y éstas, se liberaban durante unos días de las ataduras morales propias de la aristocracia.
La ciudad conforma el marco idóneo para disfrutar de la fiesta. Inspiración de pintores, músicos y escritores, Venecia despierta sobre un archipiélago de más de cien islas, bañadas por el mar Adriático y conectadas entre sí por  400 puentes. La entrada al tráfico rodado sólo está permitida hasta el Piazzale Roma, a partir de aquí, el vaporetto  y sobre todo las góndolas, toman el protagonismo para desplazarse por la ciudad de los canales.
La propia estructura urbana forma parte de la idiosincrasia del Carnaval. Multitud de calles, canales y patios sinuosos conforman un entramado oscuro que provoca la desorientación del visitante. No es difícil imaginarse por sus callejuelas a personajes anónimos encantados con la confusión. Quizás la mejor alternativa para orientarse sea seguir las huellas arquitectónicas de Pietro Lombardo o Sansovino, que nos conducirán a la espectacular Plaza de San Marcos, de quien Napoleón dijo “que era el salón más bonito de Europa”.
El gran canal, alma y corazón de Venecia, alcanza su mayor protagonismo cuando se pone a los pies del Puente de Rialto, por donde Tiziano, Tintoretto o Sebastiano del Piombo, paseaban buscando inspiración  al abrigo del mecenazgo eclesiástico y comercial.
Todos ellos sin duda, se enfundarían durante estas fechas sus máscaras decoradas y se perderían por las calles en busca de evasión y libertad y un poco de picardía.

1 comentario: