24 de abril de 2011

UGT y CCOO se embolsan hasta un 10% del coste por despido en cada ERE

Los sindicatos utilizan en ocasiones empresas para camuflar ingresos por estudios inexistentes. Varios despachos de abogados denuncian que pactan tarifas al margen de su representatividad.
La crisis económica se ha convertido en una importante fuente de financiación para las centrales sindicales que, a través de sus asesorías jurídicas, cobran un porcentaje sobre las indemnizaciones que recibe cada uno de los trabajadores obligado a abandonar su empresa a través de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). De acuerdo con los datos a los que ha tenido acceso elEconomista, CCOO y UGT estarían ingresando actualmente entre el 5 y el 10 por ciento del coste del despido.
Al margen de las cuantiosas subvenciones que reciben del Estado y de las comunidades autónomas, los sindicatos hacen así caja con los trabajadores afectados por las regulaciones de plantilla, incluso cuando la indemnización debe ser pagada por el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). De esta forma, cuanto mayor sea el número de trabajadores afectados por los ERE, mayores serán los ingresos de las centrales sindicales.
Un dato importante a tener en cuenta es que la contratación del abogado para negociar los términos del ERE con la compañía, se realiza por el comité de empresa, por el delegado de personal o por quienes representen los intereses de todos los trabajadores, pero no con cada uno de los trabajadores.

Y los últimos años a tenor de las cifras oficiales, no les ha ido mal. El número de trabajadores afectados por un ERE entre 2008 y 2010 sobrepasó ligeramente el millón de personas (1,08 millones) y el número de expedientes llevados a efecto alcanzó los 42.858. De estos procedimientos, el 24,1 por ciento fueron de extinción del contrato, el 62,82 por ciento de suspensión temporal de empleo y el 12,9 por ciento de reducción de jornada.
La estadística correspondiente a los dos primeros meses de 2011, muestra que, aunque han descendido los ERE con respecto al mismo periodo del año anterior en un 11,7 por ciento, los anuncios realizados por diversas cajas de ahorros y, sobre todo el de Telefónica, hacen pensar en un cambio de tendencia a estas alturas.
Durante los dos primeros meses, según los datos de Trabajo, el número de expedientes presentados fue de 3.200, de los que se autorizaron 3.111, que afectaron a 44.404 trabajadores. El número de ERE pactados entre los empresarios y los sindicatos ascendió a 2.850 y afectó a 40.295 trabajadores, lo que supone el 90,7 por ciento del total.
El número de expedientes de extinción de contrato en enero y febrero ascendió a 566 trabajadores
Los cálculos de varios bufetes de abogados, que consideran la actividad de estas asesorías jurídicas sindicales como un claro caso de competencia desleal, indican que por cada ERE de tamaño medio los sindicatos obtienen, al menos, entre 100.000 y 300.000 euros. Es lo que pasó, por ejemplo, en el ERE llevado a cabo por Fibracolor, una empresa participada por la Generalitat de Cataluña, que pagó 1.000 euros por trabajador, lo que permitió a los sindicatos embolsarse cerca de 280.000 euros en un conflicto laboral que acabó con el cierre de la empresa hace tres años.
Y más grave aún es lo que está pasando ahora, por ejemplo, con alguno de los ERE fraudulentos en Andalucía. Como el de Delphi, donde los sindicatos podrían haberse embolsado 2,4 millones de euros en concepto de mediación, después de que sólo 600 de los 1.500 trabajadores afectados por el cierre hayan podido ser recolocados.
Pero los ingresos no vienen sólo vía asesoría jurídica sino que, en muchos casos, aparecen incluso facturas que responden a estudios o informes que nunca llegan a ver la luz, según denuncian algunas empresas. Esta documentación suele ser facturada por sociedades instrumentales, especialmente cuando, como suele ocurrir con las multinacionales, la dirección se niega a pagar a los sindicatos.
El responsable de los servicios jurídicos de Comisiones Obreras, Antonio García, niega este extremo, aunque reconoce que ellos facturan a cada trabajador entre un 5 por ciento y un 10 por ciento de la cantidad con la que resultan indemnizados. "Como cualquier bufete de abogados" se defiende. Según García, "un bufete puede llegar a cobrar incluso un 15 por ciento o más". Los sindicatos insisten en que la cantidad pactada tan sólo es abonada por los no afiliados al sindicato.
Pero el problema es mucho mayor. Según han asegurado varios despachos de abogados expertos en derecho laboral -que han participado en un gran número de ERE en los últimos años-, existe además un problema de competencia, porque "al margen de la representatividad que tengan, pactan las facturas para cobrar lo mismo. Es un comportamiento irregular, con una falta absoluta de transparencia".
El responsable jurídico de CCOO matiza este extremo y asegura que tan sólo se pactan tarifas "cuando se trata de expedientes de empleo de grandes compañías, ya que es en esos casos cuando los propios trabajadores piden que se llegue a un acuerdo sobre la factura a cobrar"

Aunque lo normal es cobrar un porcentaje, hay también casos en los que los sindicatos cobran una cantidad fija a cada trabajador por el asesoramiento técnico y jurídico. Estas cantidades dependen del número de trabajadores incluidos en el expediente que acepten el asesoramiento y de las dificultades que pueda plantear el expediente. Es decir, si es una simple tramitación puede rondar el 5 por ciento, mientras que si implica acudir al Juzgado la tarifa puede estar más cerca del 10 por ciento.
Aunque en algunos casos, los afiliados al sindicato no pagan, en la mayoría de los casos, al contrario de lo que asegura García, sí que lo hacen, aunque en una cantidad inferior a la de los no afiliados.
En numerosas ocasiones, los sindicatos ajustan sus honorarios a través de unas tablas que regulan la cantidad a pagar, atendiendo a la antigüedad de la afiliación sindical. Con ello se trata de que no se beneficien de esta situación quienes se han dado de alta en los meses anteriores a la presentación del ERE.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo establece que los honorarios del abogado deben tener en cuenta la cuantía del asunto, las circunstancias de esfuerzo intelectual y laboriosidad exigidas por la actuación profesional, el dictamen del Colegio de Abogados y el alcance de la condena dictada por el Tribunal correspondiente. La división del pago de honorarios en dos conceptos distintos viene recomendada por los propios colegios profesionales en sus criterios sobre los honorarios.
Como ejemplo, el Colegio de Abogados de Madrid aconseja a sus colegiados solicitar 360 euros por trabajador cuando se solicite la extinción de contratos, la suspensión temporal del empleo o la modificación de la jornada de trabajo.
En este primer concepto de las recomendaciones aportadas por el Colegio, se incluye la preparación del expediente, la comunicación a la autoridad laboral y la comunicación a los representantes de los trabajadores de la apertura del periodo de consultas en el que deben participar. Y, finalmente, ante la autoridad laboral, la presentación del periodo de consultas.
En la mayoría de los ERE, el abogado cobra un porcentaje al finalizar el proceso, pactado al principio, sobre la cantidad obtenida como indemnización por cada trabajador.
Existen una tablas de reducción de los honorarios dependiendo del número de trabajadores que participen en el ERE y sean representados por el mismo abogado o firma.
En el caso de los sindicatos, aunque suelen cobrar honorarios idénticos, éstos niegan que se hayan puesto de acuerdo para establecerlos.
No obstante, sí reconocen que en aquellos casos en que actúan los abogados de varias centrales con los trabajadores de la misma empresa o grupo empresarial es lógico que todos paguen lo mismo por los servicios prestados.
Fuente: http://www.eleconomista.es/economia/noticias/3008810/04/11/2/Los-sindicatos-se-llevan-hastael-10-del-coste-por-despido-de-los-ERE.html

9 de abril de 2011

¿Qué pasa con LA VOZ DE LA CALLE?

Noticia publicada por el diario Diagonal el 5/04/2011:
Los problemas económicos provocan la retirada de su principal inversor

El periódico ’La voz de la calle’ no saldrá el 15 de abril

La plantilla del diario La voz de la calle analiza en estos momentos las posibilidades para actuar judicial y profesionalmente contra la decisión del principal inversor de echar el freno con el lanzamiento de este nuevo diario.

Redacción web
Martes 5 de abril de 2011.  Número 147
Según han informado trabajadores de La Voz de la Calle a DIAGONAL, el editor del periódico, Teodulfo Lagunero, ha comunicado en una breve nota a la dirección del mismo sus planes para abortar la puesta en marcha del diario aún antes de que este salga a los kioscos. El argumento esgrimido es el volumen del aval exigido por la empresa que se iba a encargar de la distribución del periódico que, según indica, supera sus posibilidades.
El medio centenar de trabajadores han recibido con sorpresa e indignación la noticia y están evaluando todas las posibilidades de actuaciones tanto judiciales como profesionales, "siempre manteniendo la unidad de acción", han explicado a este periódico desde la redacción de este proyecto.
La Voz de la Calle, cuya fecha de lanzamiento estaba prevista para el próximo 14 de abril, se había presentado como alternativa de prensa diaria de izquierda en el panorama mediático. Ya sufrió un retraso con respecto a la fecha del 1 de abril para la que estaba fijado su llegada a los kioscos. Lorenzo Contreras como director, y Eugenio Viejo y Rodrigo Vázquez de Prada como subdirectores, son la cabeza visible de un proyecto encaminado a sacar un diario de izquierdas independiente.


Entrada publicada por Alberto Arce, colaborador del periódico La Voz de la Calle en su blog:

“Dejan los tambores de tocar. Y un gong anuncia la retirada”.

El aborto de un periódico es una noche en vela. La mejor oportunidad para escucharse de un tirón el último disco de Nacho Vegas.  Grandilocuencia, poca. Quejidos, los justos. Pero dignos.
“Se discute la capitulación mientras de fondo suenan carcajadas”
Nos quedan, por un rato, los ordenadores y una conexión a internet. Para contar las horas. Cuando se haga de día, alguien llegará que nos hable de leyes. Después, todo se diluirá. Mezcla de tiempo y anécdota. La ilusión que nos queda se apagará tan rápido como un trending topic cualquiera. Es lo que tiene la realidad. Una última noche perdida en la redacción, una asamblea que difícilmente lleve a ningún lugar y horas perdidas debatiendo. Saldremos de aquí -quizás caigan unas cuantas cañas más- y cada uno por su lado. Ni encierros que llaman a risa ni locos extemporáneos. Memorabilia, la mínima.
No apetece ni escribirlo. Desengañémonos. Eso ya pasó.
La esperanza duró tres semanas. Pensamos que sucedería algo. Que tendríamos tiempo para intentarlo. Que quedaba una última oportunidad para crear un medio. Que existía una puerta de entrada al periodismo. Que se diseñó un plan de negocio, se jugó con unos meses de margen o había una mínima reflexión detrás de la liebre levantada. Que nadie podía ser tan desalmado como para convocar a 40 personas, modificar sus vidas, pedirles que se mudasen, que dejasen trabajos y que creyesen más allá de sueldo, condiciones u horarios dejándoles tirados a las primeras de cambio.
Quisimos creerlo. Probablemente engañándonos a nosotros mismos.
Aceptamos lo que se nos ofreció. Sin rechistar. ¿La web? Ya la mejoraríamos entre todos. ¿El criterio editorial? Se construye con el tiempo. Firmas no faltan. ¿La coordinación de equipos y los procedimientos de trabajo? Día a día.
Queríamos que se nos escuchase. Porque pensábamos que merecería la pena. Pero tampoco lo exigimos. A nadie se le ocurrió preguntar ni exigir nada. O, mejor aún, se nos ocurrió pero esperábamos. Ya nos explicarían. Porque tenían nuestra confianza.
Ingenuos. Tres semanas trabajando sin contrato. Por la izquierda transformadora. Nadie protestó. Porque nos interesaba más que fuera cierto lo que nos contaban. Que existía la posibilidad de sacar adelante un medio de comunicación. De ser periodistas. No íbamos a pararnos en menudencias. Quedaban pocos gigantes por caer, si es que alguno. Y me pregunto de nuevo. ¿Cómo pudimos ser tan ingenuos?, ¿cómo hemos podido dejarnos engañar así?
Ahora, 45 problemáticas diferentes. Ni más ni menos importantes que las de otros 4 millones de personas que saldrán a la calle mañana a buscar empleo. Pero duele. Duele el engaño. Que hayan jugado con  la ilusión. Con la confianza. Con las ganas.
La próxima vez casi mejor si se lo piensan, grandes nombres de la izquierda, antes de joder una vez más a los de siempre.
Sin más.

¿Qué está pasando?