12 de noviembre de 2010

PIDE Y SE TE CONCEDERÁ

  Prácticamente todos los españoles hemos  tenido conocimiento de que el Papa Benedicto XVI ha visitado España este pasado fin de semana. Ahora bien lo que nadie sabe es si ha venido en calidad de Jefe religioso o de Jefe de Estado.
  La diferencia está en que si viene en calidad de Papa, lo menos que podía exigírsele es que el montante de sus desplazamientos lo paguen sus seguidores y no el Estado español, es decir, los contribuyentes. Además debería exigírsele también que se ocupe sólo de los asuntos de fe y deje al margen las recomendaciones políticas, que puestas en boca de cualquier otro Jefe de Estado, hubieran desatado como mínimo una crisis diplomática de calado. Pero no sólo ha venido el Papa a España a pasar un día de asueto a gastos pagos, ni tampoco a criticar "el vivaz enfrentamiento entre fe y modernidad" que, a su juicio, se da en este país y que dijo que le recordaba al "anticlericalismo y secularismo fuerte y agresivo de la década de los años treinta". No, ha venido sobre todo a pedir dinero público para los suyos.
  Quizás alguien esté pensando ahora mismo que en un país laico como el nuestro, cada creencia religiosa se autofinancia por sí misma y el Gobierno a su vez, redistribuye a partes iguales los recursos para que todas las religiones disfruten de las mismas oportunidades. Pero no es así. Enrique Ruiz del Rosal, economista y miembro de la Junta Directiva de Europa Laica, ha elaborado un trabajo de análisis a raíz de la publicación de la Memoria Justificativa de Actividades de 2008, presentada recientemente por la Conferencia Episcopal Española (CEE). Según este análisis, el Fondo Común Interdiocesano (FCI) se nutre de la asignación de los Presupuestos del Estado y de las aportaciones de las diócesis en una proporción en la que cada vez es mayor el peso de la aportación de las arcas públicas, que supone un 92 % frente al 8% que aportan las diócesis.
  En la distribución de este Fondo  se observa que la mayor parte se destina a sufragar los gastos de las diócesis, a la remuneración de obispos y clero en general, a financiar Universidades Católicas (incluidas las ubicadas en el extranjero, como Roma y Jerusalén), y tan solo una mínima cantidad se destina a actividades pastorales (acompañamiento, asesoramiento espiritual o formación de sus fieles).Como conclusión de su trabajo, Enrique Ruiz del Rosal cree  que entre aportaciones directas e indirectas (exenciones fiscales, etc.) de todas las administraciones públicas son muchos miles de millones de euros los que recibe la Iglesia Católica sin que exista un control de la utilización que se realiza de caudales públicos.
   Resumamos juntos. El Papa viaja gratis a España  porque se lo pagan los contribuyentes, el Papa critica abiertamente el sistema político y social  y Zapatero aplaza la aprobación de la ley de libertad religiosa para no contrariarle, el Papa exige ayudas económicas y el Estado financia a la Iglesia Católica con más e 6 mil millones de euros. Como dice Alberto Montero, “en este país de tanto practicar la tolerancia nos hemos vuelto tontos, y  hasta el Papa se ha dado cuenta”.








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