En un lugar de Ucrania se confunden este fin de semana las
pasiones y las esperanzas. Un lugar donde se personificaron durante la Guerra
Fría los totalitarismos y donde hoy, soplan vientos patrióticos. Decir Donetsh,
ahora, es pensar en fútbol.
Rodeada de bosques, colinas y ríos se despereza una ciudad de
poco más de un millón de habitantes. Prominentemente agrícola y profundamente
soviética, Donetsh mantiene su identidad política. Es la ciudad que renunció al
cambio.
Por sus venas discurre la historia de un enclave convertido
en gueto durante la tragedia nazi. Y como otras ciudades vecinas, trata de
sacudirse el pasado abriendo sus puertas a la industrialización. La minería y
la metalurgia son los principales sectores productivos, pero no los más
influyentes, ese papel queda reservado al espectáculo.
Donetsh se ha convertido en un gran centro deportivo. Desde
la Copa Davis hasta la UEFA, pasando por la Champions League y la Eurocopa,
todos los esfuerzos se han concentrado en la representación del deporte como símbolo
del éxito. Una figura que tiene nombre propio, Dombass Arena. Diseñado para disputar partidos de élite, tras
su inauguración en 2009, se convirtió en
el primer estadio de Europa del Este.
Dombass será la sede durante la Eurocopa de dos partidos clave.
Decir Dombass, ahora es pensar en España.
Aupa Roja